CRISTINA GONZÁLEZ.
El trabajo de muchos años ha dado sus frutos. El director de teatro Rafael Rodríguez ha sido elegido para dirigir una obra de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que se estrenará el próximo año. Es el primer encargo de esta magnitud que se le hace a un profesional que reside en Canarias. Pero Rodríguez no es un improvisado, en 1996 se licenció en Dirección Escénica por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y es profesor de la Escuela de Actores de Canarias. Además, es director de la compañía 2rc Teatro, que creó hace cinco años. |
Rafael Rodríguez. MEGUI HERNÁNDEZ |
En las últimas temporadas ha llevado con éxito a los recintos canarios producciones como El perro del hortelano, El alcalde de Zalamea o El cerco de Leningrado. Estos días está en Argentina, en el IV Festival Iberoamericano de Teatro 'Cumbre de las Américas' de Mar del Plata. Proyectos e ideas no le faltan, pero tampoco intenciones de que las compañías canarias sean valoradas y que se les dé un espacio.
- ¿En qué consiste el encargo que le han hecho para trabajar a nivel nacional? ¿Es el primer canario que tiene este ofrecimiento?
- Es una producción que me ha encargado Eduardo Vasco, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Se trata la obra ¿De cuándo acá nos vino?, de Lope de Vega. La idea es que se estrene en el Festival de Almagro en junio de 2009. Creo que como centro de producción nacional, por lo menos en la etapa democrática, no ha habido ningún director de escena que se le haya encargado un montaje y sea residente canario. Eso es un paso importantísimo, no sólo para mí sino para todo el teatro canario. Es un salto a la primera división directamente. Lo bueno e interesante es que residiendo aquí y haciendo el trabajo desde aquí, te lo ofrezcan. Es un avance que espero que permita que las miradas se dirijan hacia Canarias. Lo importante es que exista un conocimiento del nivel artístico y del potencial que podemos tener en las Islas. Lo difícil no es hacer espectáculos de calidad aquí sino que se interesen en el territorio nacional.
- ¿Qué le falta a Canarias para generar ese interés?
- Es necesario crear un centro de producción. En Canarias hay varias compañías, pero ninguna estable. Estamos pero no estamos. Para tener un centro de producción es necesario un espacio, un equipo artístico alrededor, una programación regular durante uno o dos años y plantear proyectos a largo plazo. Eso es imposible ahora mismo en las Islas. Aparte de lo económico, el esfuerzo y el interés político no está.
- ¿Sin embargo, sí existen subvenciones?
- Sí, pero son para proyectos puntuales. Siempre que uno sale fuera es porque hay un apoyo del Gobierno, porque sería casi imposible. Dentro de Canarias es igual, podemos circuitar por las Islas porque hay un apoyo del Gobierno. Pero el teatro tiene otros aspectos. El año que viene quiero montar La dama boba y con ayudas puntuales se consigue hacer, pero no se sostiene. Lo ideal sería apostar por contratos programas y por convenios de producción a largo plazo o que los distintos teatros que hay se conviertan en centros de producción. Hay espacios, pero hay que pensar qué se hace con ellos. Es necesario convertir a los teatros canarios en centros de producción, no sólo de exhibición. Transformándolo en ese sentido, las compañías tendrían espacios donde poder trabajar, crear y poder desarrollar un proyecto artístico. Lógicamente eso necesita dinero, no se puede pensar que vamos a vivir de la taquilla, eso es imposible. Los modelos que hay ahora mismo funcionando en el Archipiélago no sirven.
- ¿Cuál es el modelo que habría que seguir?
- Hay que cambiar al modelo de futuro. El que viene funcionando desde hace muchos años es el de lo inmediato. Te doy dinero para un producto o produzco un producto concreto. Son ayudas a producciones año a año y producto a producto. Es necesario cambiar a un modelo a largo plazo. En España hay ejemplos de ello.
- ¿Se está mejor que en años anteriores?
- Se está mucho mejor, pero porque la calidad de las compañías ha subido. Para atrás pueden haber ido los presupuestos, determinadas infraestructuras -aunque otras no- o la estructura del circuito porque no hay, no existe. Por otro lado, inversamente a eso, la calidad y la formación del artista de artes escénicas ha ido subiendo. Yo soy un claro ejemplo de ello, pero no soy el único. Desde hace diez o doce años está la Escuela Superior de Arte Dramático de Canarias, que está dotando de nuevos actores a nuestras compañías. Esa simbiosis que se está dando entre esos nuevos elementos que están preparados y los antiguos que tienen la experiencia de batallar el teatro, hace que los espectáculos sean realmente teatrales.
- ¿Qué le pediría a las personas que tienen poder de decisión?
- Lo que yo le pediría a los directores de los teatros canarios es que sepan con qué gente en Canarias se puede contar. Estoy convencido que, por ejemplo Cambreleng (director de la Fundación Teatro Pérez Galdós) no me conoce. Y como no me conoce a mí, estoy convencido de que no conoce al 80 por ciento de la profesión teatral canaria y las posibilidades de hacer cosas. La gente que ocupa este tipo de puestos tiene que conocer qué se está haciendo y quiénes lo están haciendo.
- ¿Qué cambios ha visto en los últimos años?
- Creo que ha habido un cierto paso atrás. Había una idea o un modelo, que se estaba gestando en un momento determinado, que se truncó radicalmente. Era un modelo de coproducción, de apuesta, de ayuda a la producción. Gracias a eso pude hacer El perro del hortelano o El alcalde de Zalamea. En El cerco de Leningrado no se entró en esa dinámica. Yo no sé cómo está ahora el panorama porque no se sabe quién toma las decisiones en el Cabildo de Gran Canaria. Yo no sé con quién tengo que hablar para saber si quieren apostar por una producción, porque no sé quién decide.
- ¿Qué proponen las compañías que existen?
- Las compañías nos estamos reuniendo, aclarando entre nosotras qué es lo que queremos. Estoy convencido que habrá un resultado inmediato, pero tiene que ir a la par con las administraciones, que tienen que aclararse cómo trabajar. De voluntades y de buenas palabras no vive el hombre. Aquí hay que apostar seriamente por el teatro, y lo digo en una época de una crisis absoluta. Si antes no se hizo, ahora es más necesario. De lo contrario, muchas empresas van a cerrar, mucha gente irá al paro. Es un sector que mueve dinero y hay mucha gente ligada a eso. Hay que apostar por un centro de producción público, hay gente que tiene que tener un hueco en el teatro.
- ¿Se tiene desconfianza de los canarios?
- A veces sí, pero más bien es desconocimiento. Hay gente que se sorprende de que se consiga algo, pero es porque no ha habido fe.
- ¿Cuáles son sus retos?
- Como compañía, la idea es poder seguir trabajando. Durante este mes reponemos El perro del hortelano en el Teatro Cuyás, que eso es una apuesta nueva porque hasta ahora no habían repuesto un espectáculo. Además, hemos sido seleccionados con El cerco de Leningrado para el Certamen Nacional de Teatro La Garnacha de Rioja, que es un evento donde se presentan alrededor de 400 compañías de toda España. El premio es la propia selección ya que se presentaron compañías de primera línea. La idea como compañía es seguir trabajando con textos de calidad, si es posible con un elenco de calidad y una apuesta artística importante. Poco a poco se van consiguiendo cosas que antes no estaban.
Fuente: laprovincia.es |
